China: Un monopolista silencioso
Según los datos disponibles, mediados por el Servicio Geológico de Estados Unidos, para 2024, China controlaba el 69% de la minería mundial de tierras raras y casi la mitad de las reservas mundiales. La Agencia Internacional de la Energía se sumó a esta estadística, destacando en un comunicado que el 90% del refinado de los cuatro elementos magnéticos clave también está bajo el control de China. En proporción directa a estas cifras, es comprensible que el poder de negociación de China vaya en aumento. En abril y diciembre del año pasado, el país dominante impuso nuevas restricciones a la exportación de siete metales de tierras raras, entre ellos el terbio y el cerio, que se utilizan principalmente en coches eléctricos y equipos militares.
Nuevos permisos
Sin embargo, las últimas informaciones revelan una cierta relajación de la situación, que llegó pocos días después de la tregua comercial entre China y EEUU. El 5 de mayo de 2025, el portal de noticias chino Caixin informaba sobre los permisos de licencia a tres empresas líderes para exportar imanes de tierras raras.
Los fabricantes de coches a la sombra del desequilibrio
Además del juego geopolítico, los fabricantes de coches eléctricos también se enfrentan, por desgracia, a unos valores técnicos y de diseño inalterables. Un vehículo eléctrico convencional con batería de un solo motor (BEV), que contiene 1,7 kg de componentes, requiere aproximadamente 550 gramos de metales de tierras raras, mientras que un vehículo híbrido, basado en una batería de NiMH, puede contener hasta 4,5 kg de metales de tierras raras, especialmente lantano.
Para entender mejor la cuestión, es necesario comparar estos valores con los coches de combustión. En esta categoría, la presencia de tierras raras es de sólo 140 gramos, lo que demuestra claramente que la transición a la electromovilidad profundiza la dependencia de Occidente respecto a China.
Además, el problema de las tierras raras no sólo afecta a los turismos. Cada caza F-35 necesita más de 400 kg de metales de tierras raras, lo que también convierte a estas materias primas en un asunto estratégico en el sector armamentístico.
El reciclaje como esperanza
Estados Unidos es consciente de estos riesgos, y los primeros pasos para equilibrar las fuerzas se dieron en septiembre del año pasado, cuando invirtió 4,2 millones de dólares en una startup llamada Rare Earth Salts. Trata de extraer metales de tierras raras de productos desechados, como las lámparas fluorescentes. Toyota, por su parte, está desarrollando tecnologías alternativas con un menor contenido de elementos raros.
Proceso lento
El segundo factor, en parte positivo, es que la primera generación de BEV pronto empezará a reciclarse, lo que potencialmente podría crear un nuevo flujo de materias primas. ¿El problema? El reciclaje requiere mucha energía, es caro y lento, lo que significa que la independencia total en términos de disponibilidad de materias primas todavía está muy lejos. Por supuesto, la Unión Europea también se ha ocupado del reciclaje de pilas y baterías, y ha establecido que para finales de 2025 la eficiencia del reciclaje deberá alcanzar el 65%, mientras que para finales de 2030 este nivel deberá aumentar hasta el 70%. [1] Los valores pueden parecer altos a primera vista, pero la buena noticia es que empresas como Hydrovolt, cuyas acciones restantes fueron compradas por Nork Hydro, ya alcanzan una eficiencia de reciclaje del 95%, según representantes de la empresa.
Para los inversores
Aunque la atención de los inversores se centra actualmente sobre todo en la evolución de los aranceles comerciales, otro riesgo, y al mismo tiempo una oportunidad, es la dependencia de los países occidentales de China. Las empresas que pueden proporcionar fuentes alternativas estables de metales de tierras raras, invertir en reciclaje o desarrollar nuevas composiciones de baterías tienen sin duda una ventaja competitiva a su favor. Para los inversores, esto significa vigilar no sólo a los diseñadores y fabricantes de vehículos eléctricos, sino también a las empresas en segundo plano. mineras o startups dedicadas a la tecnología del reciclaje.
[1] Las declaraciones prospectivas se basan en suposiciones y expectativas actuales, que pueden ser inexactas, o en el entorno económico actual, que está sujeto a cambios. Tales afirmaciones no constituyen una garantía de resultados futuros. Implican riesgos y otras incertidumbres difíciles de predecir. Los resultados podrían diferir materialmente de los expresados o implícitos en cualquier declaración prospectiva.
Previsión.