Problema para la industria europea de la energía verde: Las empresas se trasladan a Estados Unidos

Las energías renovables están cambiando, ya que las empresas que antes tenían sus raíces en Europa están saliendo y se dirigen a Estados Unidos. Esto se debe a una combinación de factores, a saber, la fuerte competencia de China, el tibio apoyo de la UE y la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) estadounidense, que ofrece condiciones más favorables a las empresas ecológicas y así las atrae. La industria solar europea advierte que se encuentra en una crisis existencial y que pronto podría colapsar.

Mudanza en pleno apogeo

Una de las últimas empresas en moverse a EE. UU. es el fabricante suizo de módulos y células solares Meyer Burger, que cerró una planta en Freiberg (Alemania) a mediados de marzo. A pesar de los esfuerzos de la empresa y del gobierno alemán, las negociaciones fracasaron. El cierre de la planta provocó una caída de un 10 % en la producción europea, además de la pérdida de 500 puestos de trabajo. La empresa trasladará su producción a Estados Unidos, donde tiene previsto instalar dos fábricas, una de paneles solares en Arizona y otra de células solares en Colorado. Freyr, empresa noruega que fabrica baterías de iones de litio, también ha decidido seguir el mismo camino. Terminó de financiar una planta en Noruega y a principios de febrero de este año según un comunicado oficial en su página web, anunció que se trasladaba a Estados Unidos, donde planea centrarse en su planta de Georgia.

Falta de apoyo

Ambas empresas no hacen sino engrosar la lista de otras compañías europeas que, debido a la falta de apoyo y a los consiguientes problemas financieros, están cerrando sus fábricas o trasladando su actividad a otros continentes. Según Reuters, al menos 10 empresas han comunicado dificultades financieras en el último año. El Ministerio de Economía alemán es consciente de la gravedad de la situación y está explorando todas las opciones de financiación, al igual que el Ministerio de Comercio noruego, que ha introducido una nueva política industrial sobre energía verde. La Unión Europea también está sumando su apoyo, y a mediados de abril de este año lanzó una carta voluntaria para que las empresas y los gobiernos europeos garanticen que una proporción de las compras de paneles solares se produzca en el país. Sin embargo, Solar Power Europe, la asociación coordinadora, advierte de que la carta no es jurídicamente vinculante. Michael Bloss, diputado al Parlamento Europeo, opina que la Comisión Europea debería crear un fondo para ayudar a las empresas a recomprar los paneles no utilizados que se hayan fabricado en Europa. Mientras que, por ejemplo, la empresa sueca Northvolt ha recibido ayuda del gobierno alemán en un esfuerzo por mantener la producción en el país, Meyer Burger no ha recibido apoyo. Así pues, los desacuerdos políticos sobre el nivel de apoyo financiero están obligando a las empresas a buscar alternativas fuera de Europa.

Una larga petición de ayuda

Según John Lindahl, secretario general del Consejo Europeo de Fabricantes de Energía Solar (ESMC), la salida de Meyer Burger del mercado europeo es solo el comienzo. Los fabricantes europeos llevan tiempo pidiendo apoyo y la razón es sencilla: la enorme competencia de China con productos baratos. El gobierno chino está invirtiendo enormes cantidades de dinero en promover la energía verde, ya sea fotovoltaica o coches eléctricos, y también se está expandiendo más allá de las fronteras del país. Actualmente constituye un 80 % de la generación mundial de energía solar. Según los investigadores de Wood Mackenzie, la producción de paneles cuesta la mitad que en Europa, donde el precio es de 22 céntimos, siendo comparable a los productos europeos. La producción barata permite vender los productos a mejores precios, lo que significa que los productos aparentemente caros de Europa no tienen tanta demanda y los fabricantes tienen, por ejemplo, paneles solares sin usar en los almacenes. Como solución rápida, la Comisión Europea estableció la Ley de Industria Neta Cero para ayudar a impulsar la producción nacional hasta un 40 % en 2030 acelerando los trámites burocráticos y mejorando aún más las condiciones. Una de las normas es que los productos vendidos en la UE no deben proceder del trabajo forzado. A pesar de las medidas mencionadas, que podrían suponer un cambio, hay que contar con que las mejoras no serán perceptibles inmediatamente. No ayudarán al mercado europeo de forma instantánea.

Condiciones mejores en EE. UU.

No es sorprendente que las empresas se sientan atraídas por el continente americano. Allí, la Ley de Reducción de la Inflación (IRA), promulgada en 2022, apoya tanto la reducción de la inflación como la reducción del 40 % de las emisiones para 2030. Esta ley incluye inversiones en energía verde no solo a nivel industrial, sino que pretende ayudar a hogares y comunidades, revitalizar la industria y aumentar el empleo en zonas como Georgia, Carolina del Sur o Texas. A diferencia de la ley europea, el gobierno estadounidense ofrece subvenciones, préstamos, exenciones fiscales u otros incentivos para este fin. Estas medidas acaban provocando que los fabricantes europeos decidan cambiar su campo de actividad y trasladar la producción al otro lado del océano.

Impacto en las ciudades tras la marcha de las empresas

El cierre de plantas no solo tiene un impacto generalizado en la economía europea, sino que puede causar problemas sobre todo a nivel local. La ciudad alemana de Freiberg lleva funcionando desde finales del siglo XX, sobre todo gracias al apoyo financiero, que ha permitido la expansión de la industria y la aparición de nuevos sectores. Sin embargo, en 2010, la competencia china se expandió por la zona, lo que también afectó considerablemente a la ciudad. Tuvieron que pasar 10 años para que el gobierno alemán modificara la limitación de las subvenciones y para que tanto la demanda como la industria volvieran a despegar. Como informó Reuters, la planta de una empresa local en quiebra fue adquirida en 2021 por Meyer Burger, que durante un tiempo fue el mayor empleador de la ciudad. La marcha de la empresa, por tanto, puede volver a causar problemas a los residentes o a las ciudades de los alrededores y hacerles retroceder en el tiempo.

Olívia Lacenová, analista principal de Wonderinterest Trading Ltd.

 

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