Cuando se analizan los países de Europa Central en el contexto de las startups, la República Checa -encabezada por su capital, Praga- se sitúa claramente entre los más fuertes. Esta audaz afirmación se ve respaldada principalmente por su posición en el Global Startup Ecosystem Index 2025, donde ocupa el puesto 30 a nivel mundial. Al mismo tiempo, en comparación con el año pasado, el ecosistema formado por 701 startups registradas por StartupBlink creció más de un 17%. Aunque entre 2022 y 2023 se produjo una caída significativa de la financiación -aproximadamente del 50 por ciento-, el año 2025 ya muestra signos de recuperación. Un informe de la empresa Eleven señala que en los primeros meses se produjeron cinco rondas de inversión por un valor total de 24,8 millones de euros, lo que supone un incremento interanual del 61 por ciento.* En general, las inversiones en inteligencia artificial, fintech y analítica de datos están pasando a un primer plano. Con el fin de aumentar la competitividad, la República Checa también ha dado un importante paso adelante en el frente legislativo. La enmienda sobre los Planes de Propiedad de Acciones para Empleados (ESOP), aprobada en 2025, introduce la posibilidad de diferir la tributación de las opciones vinculadas a las acciones de la empresa, lo que en última instancia facilita a las startups motivar y retener a los especialistas. Entrará plenamente en vigor el 1 de enero de 2026.
Eslovaquia
El país del corazón de Europa, Eslovaquia, puede seguir siendo un actor menor, pero su escena startup está creciendo más rápido que la de la República Checa. En la mencionada clasificación mundial, ascendió al puesto 60, mientras que su ecosistema creció casi un 24%, gracias a un total de 183 startups. Sin embargo, en cuanto a resultados de innovación, Eslovaquia va a la zaga. El Índice Europeo de Innovación la sitúa en la categoría de "Innovador emergente", con un rendimiento del 63% de la media europea, lo que refleja que Eslovaquia aún tiene margen de mejora, especialmente en ciencia, investigación y digitalización. La cuestión clave en este caso radica en las barreras normativas. Desde julio de 2025, Eslovaquia ha introducido nuevas cuotas de permisos de residencia temporal por motivos de negocios para nacionales de terceros países -sólo 700 solicitudes al año- y también ha endurecido los requisitos para la presentación de planes de negocio. A pesar de estas restricciones, el mercado eslovaco sigue representando una oportunidad atractiva para los inversores, gracias a los bajos costes, una comunidad técnica en crecimiento y ejemplos de éxito como InoBat y Vacuumlabs, que refuerzan la reputación del país en los campos de la tecnología de baterías y las fintech.
Contexto europeo
En el Índice de Resultados de Innovación para 2025, la Unión Europea mantuvo una posición estable, aunque descendió ligeramente en comparación con el año anterior: 0,4 puntos porcentuales. Desde 2018, sin embargo, su rendimiento en innovación ha aumentado en 12,6 puntos, lo que confirma una tendencia de mejora a largo plazo. Otras estadísticas muestran que el volumen de financiación de capital riesgo europeo en 2024 se estabilizó en 45 000 millones USD, lo que representa un descenso en comparación con el año anterior, ya que la cifra de 2023 se situó en 47 000 millones USD. Más significativa es la comparación con 2021, cuando, según Atomico, la financiación de capital riesgo alcanzó la cifra de 101.000 millones USD. En el lado positivo, la actividad en los mercados de capitales se está recuperando: tras un largo periodo sin grandes OPV, las bolsas europeas se preparan para el regreso de las ofertas públicas, lo que podría reactivar la financiación en etapas posteriores, un reto de larga data en la región.
El futuro de las startups en la región
Una comparación entre la República Checa, Eslovaquia y la UE muestra que, aunque las tres entidades pretenden apoyar la innovación tecnológica, lo hacen de formas relativamente diferentes. La República Checa se posiciona como un actor estable con un apoyo legislativo en rápido crecimiento y un número creciente de inversiones. Eslovaquia, por su parte, puede presumir de un rápido crecimiento y de proyectos reconocidos internacionalmente, aunque sigue lastrada por restricciones normativas. Por último, la Unión Europea cuenta con una sólida base de capital y una dirección hacia la estabilización a largo plazo, pero persisten los retos en la financiación de fases posteriores.
*Los resultados anteriores no garantizan los resultados futuros.
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